sábado, 27 de octubre de 2012

Cíclope de Cristal

Buenas noches!! En esta ocasión les traigo un nuevo cuento para leer, se trata de un objeto muy preciado capaz de hacer que cada instante único e irrepetible de nuestras vidas quede plasmado para toda una eternidad. Seguramente ya sepan de qué estoy hablando, pero mi intención con esta breve narración es mostrar la magia oculta y la materia infinita que hay detrás de ese caparazón metálico y ese ojo cristalino que todo lo ve. Espero que lo disfruten, hasta la próxima publicación lectores!! 

Cada mañana al despertar su pequeño ojo avizor me observa con cuidado, siento que a través de él puedo intuir que esconde su alma, sé que ha presenciado momentos inolvidables que quedarán por siempre plasmados en su memoria, algunos más agradables que otros. A simple vista su belleza me deslumbra, ansío sostener en mis manos aquella caja de pandora llena de sorpresas.
Ahora la miro más de cerca y me pregunto cómo será por dentro realmente, cuál será su esencia más pura. No sé si atreverme, tengo miedo de romper su corazón y no poder componerlo. Mejor no lo pienso dos veces y me animo, el que no arriesga no gana me ha dicho siempre mi padre.
Comienzo por sus capas superficiales y voy descubriendo su interior, tornillo por tornillo desarticulo ese trozo de vida ingeniosamente diseñado por el hombre.
Una vez desenmascarado este misterio, me sumerjo en un nuevo mundo electrónico, un laberinto verde de circuitos infinitos. Debo confesar que me siento un poco pérdida, casi como Alicia en aquel cuento donde se pierde en un país de ensueños. Me parece fascinante creer que haya tantos materiales de diferente forma, color y textura unidos formando semejante magnificencia capaz de frenar el tiempo en un fragmento de segundo.
Me hipnotiza su iris ocular, con una peculiar forma pentagonal en su interior formando un remolino que controla celosamente la entrada de los rayos solares. Cientos de finos hilos de cobre como vasos sanguíneos dan vida a ese espejo mágico en el que todo se refleja.
De repente, siento un sobresalto, una chispa de alegría súbita desde el centro de su corazón, que me transmite un soplo de energía antes de su latido final. Me ha abandonado de forma casi imprevisible, dejándome como único legado una especie de poder energético, descargando su última gota de vitalidad. Debo decir, después de todo, que aunque mi precaria indagación quirúrgica falló y finalmente perdí al paciente, al menos tuve la dicha de conocer su alma, tan simple y compleja a la vez, tan inconmensurable, tan parecida a nuestra alma.


miércoles, 26 de septiembre de 2012

Error de Cálculo

Hola mis ávidos lectores, espero que se encuentren bien después de tanto tiempo! En esta oportunidad les dejo un cuento de mi autoría. Me resulta imposible no identificarme ya que supongo que todos al menos una vez en la vida cometemos algún que otro error de cálculo. Espero que disfruten de su lectura tanto como yo al escribirlo. Me despido hasta la próxima publicación, tengan buenas noches.

Después de diez años de fiel servicio esclavizador y muchas migrañas aplacadas superficialmente por una pequeña botella del whisky más fuerte guardado celosamente en el cajón de su desvencijado escritorio, poco quedaba de aquel muchacho apuesto con sueños de un nuevo amanecer. Ahora sólo soñaba por las noches, y más que sueños eran pesadillas que lo perturbaban tanto o más que la rutina de su vida cotidiana: informes no entregados a tiempo o pilas de papeles que por arte de magia se reproducían hasta ahogarlo en un mar de números vacíos. Resignado se levantaba cada mañana pensando en la muerte, cual amante platónica presente únicamente en los productos de su inconsciente.
Al llegar a su trabajo, esbozaba forzosamente una sutil mueca, algo poco menos parecido a una sonrisa y más al gruñido de un león hambriento  acechando a la presa. Entraba a una gran oficina al fondo del corredor, uno de los pocos logros durante su larga estadía en esa jungla de falsedad. Ya sentado frente a una oxidada máquina de calcular que parecía reírse de la desgracia que lo perseguía con su simple inercia, comenzaba la tarea agotadora. Cada vez que la aguja de su reloj de cuerda marcaba una nueva hora, un nuevo fajo de papeles recién impresos tapaba el desolador paisaje de la ciudad, asfixiándolo como en sus sueños. El tic tac de su reloj lo enloquecía, contaba los segundos para librarse de las cadenas a las seis en punto.
Sin aviso previo, minutos antes de que el atardecer hiciera su entrada triunfal, lo llenó un sentimiento de furia inagotable, efervescente, como la lava de un volcán en plena erupción. Todo su cuerpo hervía en sudor. Sostuvo por última vez en sus manos temblorosas aquella estructura de múltiples teclas, contrincante eterno que lejos de facilitar su trabajo lo confundía frecuentemente. Se acercó con pasos lentos al balcón de su oficina llevando en alto su máquina de calcular, no miró hacia abajo sino hacia el cielo. Tal vez implorando perdón por desperdiciar su vida o sólo para ver el último rayo de sol del día. Y saltó. Sintiéndose así, irónicamente, más vivo que nunca al dejar correr por sus venas una adrenalina jamás conocida antes del golpe final contra una realidad fría e indiferente. Partió a encontrarse con su amada platónica, sin dejar más huella en el mundo que un charco de lágrimas rojas y  llevándose consigo aquella máquina infernal pensando, quizás, que después de todo era lo único que lo definía, lo único que le pertenecía verdaderamente…más aún que su espaciosa oficina con vista a la ciudad, más aún que su vida.  

jueves, 6 de septiembre de 2012

El intruso silencioso


Buenas noches mis ávidos lectores, después de un tiempo, he vuelto con nuevas historias que contar. Espero que disfruten la lectura de la narración que les dejo a continuación. Procuren cerrar bien puertas y ventanas, tal vez convenga dejar las luces prendidas pero sobretodo no olviden revisar bajo la cama porque todos tenemos un monstruo que nos acecha, que nos sigue a todos lados convirtiéndose en nuestra propia sombra. Sin más me despido, hasta la próxima publicación!

En mi habitación hay un monstruo, un monstruo que vive abajo de mi cama. Pero éste no es como cualquier otro, porque no espera que llegue la absoluta oscuridad del día para atacar. Lo hace a plena luz del sol, me sigue sigilosamente a dónde sea que vaya y haga lo que haga. Cree que no me doy cuenta, pero yo sé que está ahí acechando, lo siento y, aún así, en el momento menos esperado me atrapa, me paraliza y me impide continuar con mis tareas con la infundada excusa de que si tomo una mínima decisión incorrecta, entonces jamás seré capaz de llegar a mis metas. De esa forma se alimenta de mi autoestima ganando poder en el terreno de mis sentimientos.
Para que lo conozcan un poco más, debo decir que ha perseguido inocentes almas – en cuyas profundidades residen nuestros deseos más sinceros- durante siglos, quizás, me atrevo a afirmar que existe desde el comienzo de los tiempos. No ha faltado quien escriba sobre él, describiendo su forma de actuar y pretendiendo saber la fórmula mágica para contrarrestar sus maleficios.
Su técnica, debo confesar, es muy eficaz, ya que este amenazante ser tiene poderes hipnóticos y de invisibilidad, por eso, resulta difícil escaparse de él. Le precede su reputación como destructor de metas y sueños. Aunque, se dice por ahí que algunos logran vencerlo. Nadie tiene una receta pero, los que osaron enfrentarlo y salieron victoriosos, comentan que para vencer exitosamente a este monstruo tan temido, es imprescindible la fuerza de voluntad.
Otros, quienes también han sido víctimas en reiteradas ocasiones y todavía se encuentran elaborando posibles estrategias de combate, aseguran que en principio hay que tener una mente abierta y saber que es algo por lo que todos alguna vez pasamos.
Al considerar estas afirmaciones, me pongo a pensar qué puedo hacer yo para desalojar a ese intruso, que hábilmente se ha adueñado de la parte inferior de mi cama y amenaza con vaciar mi alma.
Entonces, después de reflexionar he notado que aquellos consejos tienen algo en común: el optimismo como valor esencial. Así, con esta nueva perspectiva, me dispongo a enfrentar el día a día y al levantarme cada mañana, sabiendo que el pequeño demonio saldrá de su guarida para arremeter con sus poderes contra todos mis anhelos, me adelanto a su táctica y con vehemencia le susurro “No hay mal que por bien no venga”, le sonrío socarronamente y sigo adelante con paso firme y la mirada en alto. 
 


martes, 21 de agosto de 2012

Solitario Invierno

Buenas noches mis ávidos lectores, he regresado luego de un par de semanas. La lluvia nos acompaña esta vez y desde hace unos cuantos días esperamos que el cielo deje de llorar para dar paso a los resplandecientes rayos de sol que iluminan nuestro andar. Para hacer más amena la madrugada a aquellos desvelados incondicionales, les dejo algunos pensamientos. Tengan dulces sueños, hasta la próxima publicación. 


La amistad…definitivamente no es uno de mis mayores logros por estos días…ya que la soledad se encarga de acompañarme largos ratos, una soledad elegida. No lo niego. Hay momentos en los que es llevadera pero otras veces desespero y pienso- Sí, dos palabras que se llevan muy bien-.
Y así, en ese ping pong solitario de preguntas y respuestas, surge una incógnita digna de mencionar: Cómo dos personas que la vida las cruzó y que tuvieron la dicha de compartir lugares, pensamientos, palabras, emociones, los que a su vez en conjunto generaron innumerables recuerdos…hoy por hoy se desconocen. Y tal vez no sólo por el hecho de querer hacerlo, es decir, de que resulte incómodo encontrarse por la calle y entonces decidir cruzarse de vereda…no…sino porque aunque se saludaran y conversaran ya no habría nada en común, sólo un silencio,  un algo que fue y ya nunca volverá a ser. Eso es todo parece, memorias que ayudan a llenar un poco el vacío hábilmente construido por la soledad que acontece.
En fin… de todas formas resulta enigmático y casi desesperanzador el no saber  ¿Qué hacemos con tanto vacío cuando nos damos cuenta que llenarlo de a ratos con recuerdos, con tareas efímeras o superficiales, con hobbies no alcanza realmente? ¿Debemos cerrar los ojos e intentar poner nuestra mente en blanco? O tal vez… ¿Arriesgarnos un poco y salir de la burbuja de cristal? 
 

martes, 7 de agosto de 2012

Pies cansados en climas tan misteriosos


Buenas noches ávidos lectores, espero hayan disfrutado el fin de semana, en esta noche lluviosa de martes les dejo algunas reflexiones sobre los viajes y el arte. Dos actividades que siempre van de la mano y nos impulsan a seguir creando. Que tengan locos y lindos sueños! Me despido hasta la próxima publicación!

Fotografía: Noelia Saccomanno - Centro Cultural Recoleta

Hay cierto patrón común en los films y libros que leo, si bien algunos son cursilerías, lo que más rescato son aquellos que tratan de los viajes…mayormente viajes a solas y sin mucho más que una mochila con unos pocos objetos personales. Esos viajes en los que uno aprende. Y ya  Kerouac lo dijo en uno de sus poemas: “Las grandes nubes de nuevos continentes, pies cansados en climas tan misteriosos”. Como muero por recorrer lugares, no necesariamente lejos de donde estoy… sino simplemente lugares llenos de historia, que en sus paredes llevan tatuados restos de una vida pasada, no por eso menos recordada. Lugares llenos de arte a mi modo de pensar, y algunos podrán disentir porque el tema tiene su propio debate pero, ¿Qué es el arte, sino una manera de expresar el contexto vivido? El arte no sólo son edificios, pinturas, esculturas, también lo es lo que queda de una cultura tal vez ya extinguida. No siempre son cosas bellas pero sí siempre reflejan lo que alguna vez vivieron personas que siempre formarán parte de la historia.

jueves, 2 de agosto de 2012

Frente a la mar rugiente

Buenas noches mis ávidos lectores, pronto les traeré nuevas lecturas de mi autoría, hoy les dejo algo de Edgar Allan Poe. Un clásico, pero no por eso menos moderno y totalmente apropiado para nuestros pensamientos del día a día. Sueño, así se llama el poema que presentaré a continuación, con ese tono tan lúgubre y al mismo tiempo apasionado que Poe utilizaba como recurso para expresar su más profundo sentir. Así, sin más, me despido por hoy. Que lo disfruten! 

Fotografía: Noelia Saccomanno
           

¡Recibe en la frente este beso!
Y, por librarme de un peso
antes de partir, confieso
que acertaste si creías
que han sido un sueño mis días;
¿Pero es acaso menos grave
que la esperanza se acabe
de noche o a pleno sol,
con o sin una visión?
Hasta nuestro último empeño
es sólo un sueño dentro de un sueño.
Frente a la mar rugiente
que castiga esta rompiente
tengo en la palma apretada
granos de arena dorada.
¡Son pocos! Y en un momento
se me escurren y yo siento
surgir en mí este lamento:
¡Oh Dios! ¿Por qué no puedo
retenerlos en mis dedos?
¡Oh Dios! ¡Si yo pudiera
salvar uno de la marea!
¿Hasta nuestro último empeño
es sólo un sueño dentro de un sueño?

sábado, 28 de julio de 2012

Memorias de lo cotidiano


Que excelente sábado mis ávidos lectores, el frío nos dio un respiro al menos momentáneo. Hoy les dejo algo recién salido del horno, como siempre digo espero que lo disfruten y cualquier comentario es bien recibido. Probablemente a muchos les resulte sumamente familiar ya que está inspirado en los barrios de antaño recorridos a diario por miles de trabajadores y estudiantes. Sin más, me despido, hasta la próxima publicación y terminen a pleno estos días de descanso. 


Recorro aquellas calles llenas de papeles y multitudes. Casi sin darme cuenta, se transforman en una extensión de mi cuerpo, me envuelven en sus vicios, me hacen parte del paisaje distorsionado por las nubes de humo que salen de los escapes.
Rostros indefinidos o tal vez sólo indiferentes, todos iguales ante mis ojos. Al pasar fugazmente observan pero ninguno mira con detenimiento. Llevo la misma prisa que ellos…sin saber exactamente por qué. Quizá por el frío, por convención social…o por ambas.
Fotografía: Noelia Saccomanno
Raudos pasan los autos frente a mí, tocando sus bocinas infernales llenas de apuro y desahogo. La cotidianeidad se respira en el aire que fluye con las hojas de los árboles y algún que otro volante ofreciendo sesiones de tarot barato. Una mezcla de sensaciones impulsa mi andar, amargura, aire fresco viciado y ese olor a café recién preparado que hipnotiza a más de uno.  
Participo a disgusto, pero disfruto de observar esa vida rutinaria. Ilógicamente, si no participara sé bien que la extrañaría, me faltaría algo…algo que solía ocupar la mayor parte de mi tiempo.
Sigo caminando…cuando el tiempo es apretado, las cuadras parecen infinitas, los semáforos siempre en verde juegan en contra y la helada parece empeorar las cosas.  Me interno en el subterráneo sabiendo que mi próxima aventura no será nada agradable, teniendo en cuenta que una multitud de gente se agolpa violentamente para viajar cuál ganado dirigiéndose al matadero. Disculpe mi expresión si resulta un poco fuerte pero lo suficientemente gráfica. Que poco tiempo pasa hasta extrañar el aire viciado de aquellas calles, cuánto alivio siente uno al llegar a su estación y subir las escaleras al cielo.
Cruzo la avenida mientras diviso a lo lejos una manifestación, acostumbrada, sigo caminando sin detenerme a ver. Artesanos de Florida despliegan su arte colorido al ritmo de mis pasos. Un monumento de grandes dimensiones me observa desde lo alto con su mirada imperturbable. Cruzo a través de cuadras llenas de historias, algunas de terror, me detengo a pensar por unos segundos cuántas personas que hoy  ya no están pisaron esas mismas baldosas sueltas creyendo fielmente en sus ideales. Llego a mi destino y continúo con mi día…probablemente más cansada por el viaje que por el día de trabajo que me espera.